Don
Álvaro un personaje incomprensible, misterioso, alienado y reñido con el mundo.
Más de una vez rechaza el canon moral motivado por las pasiones. En la última
jornada de la obra se disfraza con hábito de fraile franciscano en un intento
de purificar su alma. Pero haga lo que haga, se esconda donde se esconda, será
encontrado por el fatum. Parece que
Dios le haya abandonado y no responde a sus oraciones.
El lector o espectador presiente un final fatal en los comentarios de
Hermano Melitón:
“Tiene cosas muy raras […] Cuando se hizo fraile
de nuestra orden el demonio[…] Y se me
ocurre si el Padre Rafael será alguna cosa así[…] pues tiene unos repentes, una
fuerza, y un mirar de ojos…”
El triunfo de Satán, Jan Matejko http://myvimu.com/exhibit/23357117-jan-matejko-triumf-postepu-nr-5 |
También el comentario de don Alfonso nos muestra una visión
satánica de don Álvaro: “[sobre Don Álvaro] El del infierno”.
A lo largo de la obra se ve la soledad del protagonista,
especialmente a la hora de elecciones difíciles (amor o respeto a normas sociales,
matar a su amigo o seguir viviendo para encontrar a su amada, etc.). A pesar de
que todas sus elecciones resultaron desafortunadas, fueron tomadas en nombre de
pasión amorosa o defensa de su honor. Es decir, sus intenciones eran siempre
buenas y, a pesar de todas desdichas, don Álvaro permanecía fiel a Dios.
Pero todo tiene sus límites, la tensión se va acumulando y
la trágica muerte de su amada fue la gota que colmó el vaso, “muere” padre
Rafael y nace Anticristo: “Yo soy un enviado del infierno, soy el demonio
exterminador...”. ¿Por qué
este brusco giro hacia Satán? Uno de los poetas polacos del siglo XIX, Stanisław
Przybyszewski, describió a
Satán así : “El dios de los insatisfechos y de los ambiciosos, el dios
de los excomulgados, de aquellos que buscan porque buscar significa perder a
Dios” (traducción propia). Don Álvaro no paraba de buscar a su amada y la
recuperación de su honor, buscaba su felicidad a pesar de todos los
inconvenientes. Fue la frustración y el hecho de ser olvidado por Dios que lo
llevó a tal estado.
En el satanismo de LaVey por ejemplo no se excluye la
existencia de Dios, sino se lo percibe como un factor equilibrador, una fuerza
poderosa impersonal que no se preocupa por el sufrimiento humano. Como en la
obra de Duque de Rivas donde todos los personajes parecen abandonados por Dios.
Don Álvaro convertido al final de obra en un "personaje luciferiano" mantiene un diálogo polémico con la tradición,
en busca de encontrar un nuevo sentido de la vida y nuevo sentido del
cristianismo.
Anteriormente he dicho que es el destino que conduce a don
Álvaro a tal final trágico, pero hallo otra interpretación. Don Álvaro puede
ser una herramienta (inconsciente) en las manos del Diablo que se sacrifica por
una idea que resulta ser ilusoria. Satán conoce la condición humana ya que estaba
en una parecida, por eso sus acciones y tentaciones son tan eficaces. Apoya a
don Álvaro en su rebelión y en su búsqueda (gana todos los duelos). Además el
protagonista en su frustración y dolor le niega a don Alfonso su última
confesión. Sin embargo, el protagonista acaba autodestruyéndose.
No
obstante no es el único personaje con rasgos satánicos en la obra, hay otro que
también en la quinta jornada aparece paradójicamente vestido de monje, Don
Alfonso. Un personaje cegado por el deseo de la venganza. Dice don Álvaro: “Hombre,
fantasma o demonio, que ha tomado humana carne para hundirme en los infiernos,
para perderme...”. No
estaba muy equivocado en decirlo don Álvaro ya que por la cadena de desdichas (él
hierre a don Alfonso, don Alfonso mata a doña Leonor, don Álvaro se suicida)
acabará en el infierno, teniendo en cuenta que en el mundo cristiano quitarse
la vida cierra la puerta del Cielo.
Las
escenas de última jornada se nos muestran como una imagen llena de contrastes,
dos personajes con características satánicas vestidas de personas religiosas y
una serie de crímenes en un convento. ¿Un
juego del destino, una herramienta de Satán, un castigo de Dios?
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