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http://insulabaranaria.files.wordpress.com/2013/12/leonardo_alenza_-_sc3a1tira_del_suicidio_romc3a1ntico_museo_romc3a1ntico_madrid_c-_1839.jpg |
Don
Álvaro es un héroe romántico del drama Don
Álvaro o la fuerza del sino de Duque de Rivas estrenada en 1835. El monólogo
de Don Álvaro al principio de la tercera escena de tercera jornada es lleno de
sufrimiento y expresa el dolor de su existencia. Desprecia su vida que le parece una “carga insufrible” y compara el
mundo con la cárcel. Se ve como una víctima de fatalidad dado que nació “en signo terrible”. A lo largo de su vida llena de
desventuras pasó solo un día feliz, fue cuando conoció a Doña Leonor. Sin
embargo, por este momento de felicidad tiene que pagar el resto de su vida. Muestra
el destino como una fuerza fatídica, cruel sin piedad que juega con su vida,
que aunque corta, con tantas desdichas parece una eternidad. El protagonista menciona
a Sevilla, la ciudad donde se arruinó su vida, donde cambio el rumbo su destino
dirigiéndolo hacia destrucción. Don Álvaro pide ayuda a Doña Leonor igual como
si la hubiera pedido a la Virgen María, atribuyéndole santidad. Parece que no
queda nada en este mundo lo que le importe y único que desea es morir. Como su
única liberación ve la muerte que es un camino difícil ya que tiene que conseguirla
luchando.
Los juegos del destino continuarán…
El
hecho de que ambos personajes, Don Álvaro y Don Carlos, dos enemigos, ocultan
su verdadera identidad conduce a que
llegan a ser amigos íntimos. Nace una nueva esperanza de que todo todavía puede
salir bien. No obstante, es otro juego cruel del destino. Crecen el suspense y
el presentimiento de la cercanía de la tragedia. Al público no le espera
un final feliz Don Álvaro dice: “o él o yo solo en el mundo. Pero imposible en
él ambos”.
¿Cómo
descubrió Don Carlos (ocultándose tras el nombre de Don Félix) la verdad sobre Don Fadrique de Herreros (Don
Álvaro)? Primero, el momento en el que Calatrava mencionada por el hermano de Leonor
provocó un gran temor en Don Álvaro y despertó primeras sospechas en Don
Carlos. Pero lo que finalmente desveló el secreto fue la “caja
misteriosa, del destino urna fatal”, “caja fatal de Pandora” y nunca mejor dicho. Una caja con retrato de
Leonor, confiada en secreto a un amigo. Todo envuelto en misterio, en promesas
y en cuestiones de honor.
¿Fue
una coincidencia? Ya sabemos que no. En esta obra de Duque de Rivas hay un
protagonista oculto y quizás el más importante, el destino, en cuyas manos los otros
parecen títeres manejados según su antojo.
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